Desarrollando la inteligencia emocional conseguimos el éxito, la salud física y mental, y sobre todo, la felicidad.
La sociedad actual en la que vivimos se caracteriza por ser un sistema global, competitivo, rápido, en continuo cambio. Este sistema, requiere de cada persona, no sólo lo que conocemos como inteligencia intelectual y conocimientos sobre muchas materias, sino que se hace fundamental aprender a ser inteligentes emocionalmente. Esto es, ser capaz de tomar conciencia y poner en marcha competencias y recursos personales, afrontar la inseguridad que provocan los cambios, comprender a los demás y saber empatizar con ellos, ser positivos y ágiles en las relaciones. En definitiva, ser capaz de gestionar las emociones propias y de los demás eficazmente.
Es decir, ser inteligentes emocionalmente, y así, llegar a ser una persona exitosa, sana física y mentalmente, y sobre todo, feliz.
Hasta hace muy poco, ni el sistema educativo, ni la sociedad en general, han sabido valorar la importancia de educar en inteligencia emocional. Ignorar las emociones, dejarlas a un lado, reprimirlas, situarnos solamente en lo lógico y racional, no sólo no ayuda a saber afrontar cambios y situaciones nuevas o las relaciones con los demás, sino que de una forma o de otra, pasa factura al cuerpo y a la mente, y muchas personas acaban con problemas psicológicos, o siendo infelices con su vida, como consecuencia de no saber percibir, escuchar y gestionar las emociones.«No busques un mundo alfombrado, mejor calza unos buenos zapatos»
En Consigue, nuestro trabajo terapéutico parte de la percepción y escucha de tus emociones, descubrir qué sientes, dónde, qué te están diciendo. Nos centramos en qué experiencias, creencias y valores están detrás y cuáles son las herramientas adecuadas para reconocerlas, modularlas y gestionarlas y desarrollar la inteligencia emocional, base de la salud física y psicológica.