El estrés forma parte de muchas situaciones cotidianas.

Afrontar una situación nueva, un nuevo desafío, supone siempre un cierto nivel de estrés, que ayuda a estar atento y a ser más productivo. Sin embargo, sentirse estresado depende mucho de componentes personales, ya que lo que es estresante para una persona no lo es para otra. El estrés puede provenir de cualquier situación o pensamiento que lo haga sentir a uno frustrado, furioso o ansioso. Demasiado estrés, o una respuesta fuerte al estrés hace daño física y mentalmente. Sentirse estresado depende mucho de componentes personales, ya que lo que es estresante para una persona no lo es para otra.

El estrés persistente puede llevar a que se presente ansiedad y comportamientos malsanos como comer demasiado y consumir alcohol o drogas, entre otros, y producir un deterioro familiar, social y laboral importante.

La ansiedad es un sentimiento de inseguridad, nerviosismo o miedo. La fuente de este desasosiego no siempre se sabe o se reconoce, lo cual puede agravar la sintomatología. A menudo se presenta acompañada de síntomas físicos como:

  • Dolor abdominal, diarrea o necesidad frecuente de orinar.

  • Mareos, fatiga,  dolores de cabeza.

  • Tensión muscular, respiración rápida, frecuencia cardiaca irregular.

  • Sudoración, temblores, sequedad de boca.

  • Irritabilidad, problemas sexuales y dificultad para relajarse y para dormir.

Síntomas que ocupan la atención de la persona y que impiden el desarrollo de muchas o la mayoría de las actividades diarias por fácil que puedan parecer. El sentimiento de angustia, de incapacidad ante determinadas situaciones, de miedos, que la persona reconoce como irracionales. pero que atrapan, es realmente frustrante e incapacitante.

La ansiedad es una reacción emocional de alerta ante una amenaza.Muchas veces ansiedad y estrés se usan como sinónimos. Es cierto que, en ambos casos  se produce una reacción caracterizada por alta activación fisiológica. Sin embargo, el estrés es un proceso más amplio de adaptación al medio, cuando la persona vive una situación angustiosa por problemas del entorno, como puede ser la familia o sobrecarga en el trabajo. La ansiedad es una reacción emocional de alerta ante una amenaza. Digamos que dentro de los proceso de cambio que implica el estrés, la ansiedad es la reacción emocional más frecuente y que una  ansiedad elevada genera estrés.

Podemos  diferenciar y diagnosticar los siguientes trastornos de ansiedad:

Persona en estrés asomando tras la mesa

En este tipo de trastornos es especialmente importante una evaluación psicológica, con un diagnóstico  diferencial, es decir, diferenciarlo adecuadamente de otros posibles trastornos,  así como el apoyo psicoterapéutico para la persona que lo está sufriendo. Con el tratamiento farmacológico por si sólo no se consigue un buen afrontamiento, con lo que en muchos casos lo que ocurre es que se hace crónica la dependencia a los medicamentos,  como los ansiolíticos. En el proceso terapéutico se facilita la toma de conciencia para  reconocer las situaciones que afectan a cada individuo, las causas que lo producen y utilizar herramientas efectivas para afrontarlo de forma positiva y saludable.

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