En una sociedad en la que se sigue valorando la delgadez, en algunas personas provoca una excesiva preocupación por la imagen física y el cuerpo que suele derivar en una alimentación inadecuada.
La insatisfacción corporal que sufre la persona en estos casos, distorsiona su percepción de la comida y, lo más importante, la percepción de su propia imagen.
Unido a otros factores personales y sociales, los valores que caracterizan nuestra sociedad actual, y que influyen en cada uno de nosostros en menor o mayor medida, hacen que se desarrollen en muchas personas, trastornos de la alimentación que pueden llegar a ser muy graves. Como base, tienen una gama muy compleja de síntomas entre los que prevalece una alteración o distorsión de la auto-imagen corporal, un gran temor a subir de peso y la adquisición de una serie de valores, que se canalizan casi exclusivamente, a través de la importancia de imagen de cuerpo. Se caracterizan principalmente por la gran insatisfacción corporal que sufre la persona, la cual tiene pensamientos distorsionados respecto a la comida y su cuerpo. En la mayoría de los casos, las consecuencias en las relaciones sociales, así como, las repercusiones en la salud física de la persona pueden llegar a ser muy graves.
Los más conocidos hoy día son:
Anorexia nerviosa (rechazo a mantener peso corporal aún estando por debajo de lo normal para edad y talla, miedo a ganar peso, alteración del peso, talla o imagen corporal, puede llevar a la muerte por inanición).
Bulimia nerviosa (consumo rápido y excesivo de alimentos, sentimientos de falta de control, provocación de vómitos, uso de laxantes y/o diuréticos, preocupación excesiva por silueta y peso).
Existen otros como el trastorno de comer compulsivamente(en los que hay atracones de comida sin purga) y la vigorexia (preocupación excesiva por el físico y percepción distorsionada del cuerpo, llevando a la una alimentación no saludable y realización compulsiva de ejercicio físico).
El abordaje terapéutico es sistémico e integral, centrado en reconocimiento y autogestión de las emociones, creencias, valores e identidad. Es necesaria una evaluación clínica, en los casos más graves se derivará a unidades especializadas, ya que será necesario el ingreso en una unidad hospitalaria. En muchos casos, será recomendable la colaboración de especialistas en psiquiatría y nutrición durante la terapia.
También es importante el trabajo con la familia y pareja en algunas sesiones, ya que en muchos casos los familiares no saben cómo apoyar a estas personas y la relación se ha deteriorado como consecuencia de la enfermedad. En terapia podemos intervenir para que las relaciones con la familia o la pareja sean sanas y ayuden a la recuperación psicológica de la persona.