Las dificultades en las relaciones con otras personas pueden deberse a muchos motivos, ya que la habilidad social se desarrolla a lo largo de toda la vida.
Las habilidades para relacionarnos de forma asertiva y saludable con los demás se van aprendiendo y desarrollando a lo largo de toda la vida. Son fruto de la experiencia, de las creencias que vaya elaborando, de la confianza en uno mismo que tenga la persona y de su capacidad para gestionar sus emociones.
Las dificultades en las relaciones con otras personas pueden deberse a muchos motivos:
En muchas ocasiones, son habilidades que la persona no ha aprendido o consolidado por haber vivido relaciones poco sanas con las que fueron sus figuras de apego (sus padres o cuidadores), que son las personas que debían ofrecerle la seguridad y confianza necesaria para desarrollar su autoestima y las habilidades de relación con los demás.
En otras, son situaciones de aislamiento social o laboral, que se alargan en el tiempo, y que van alimentando las dificultades para mantener o poner en marcha habilidades de comunicación sanas.
A veces, las circunstancias vitales hacen que nos veamos obligados a relacionarnos, en la familia o en el trabajo, con personas que hacen daño a los demás cuando hablan o se relacionan, las llamadas personas “tóxicas”, y no pudiendo hacer que salgan de nuestras vidas sí podemos aprender a manejar nuestras emociones y pensamientos para que no nos afecten negativamente.
En los trastornos psicológicos, el nivel de gravedad de una patología en salud mental lo determina el grado de deterioro en las relaciones sociales que sufre la persona.
La terapia psicológica se basará, en principio, en el autoconocimiento y desarrollo de habilidades de comunicación con uno mismo y con los demás, sin embargo, las herramientas terapéuticas y el desarrollo del proceso dependerá de cada caso particular.